

En los múltiples ámbitos
climáticos, la vegetación varia
notablemente y se observan asociaciones
que van desde las sabanas xerófilas
hasta la selva pluvial. A este panorama
general, que corresponde a las
variaciones ya observadas desde algunos
parajes semidesérticos de la Costa hasta
el ambiente ecuatorial húmedo del
Oriente, se deben añadir los contrastes
derivados de las diversas alturas del
terreno, sobre todo en la Sierra, hasta
llegar a los "pajonales" de los
páramos y a la ausencia de vegetación
en las cimas.
En
el sector septentrional de la Costa -Esmeraldas
y el norte de Manabí- las copiosas
lluvias favorecen el desarrollo de
frondosas selvas tropicales, dentro de
las cuales se aprecian árboles de
maderas finas, árboles de caucho, ceibos
(lana vegetal), tagua (marfil vegetal),
banano, fibras como las de abacá y
toquilla, utilizada esta última para
elaborar sombreros que reciben buena
acogida en los mercados exteriores. Las
planicies de la cuenca del Guayas son aún
más fértiles por estar expuestas a
inundaciones y se explotan para pastos,
que sostienen una apreciable riqueza
ganadera, y para cultivos de arroz -elemento
básico de la alimentación-, de algodón,
cacao, banano, etc. Avanzando en dirección
meridional y también hacia la península
de Santa Elena, la escasez de las lluvias
es causa de que sobre los relieves más
acentuados sólo se aprecien bosques de
hoja caduca, entre los cuales hay sabanas
de yerbas durísimas. Sin embargo, el
riego artificial y el uso de otros medios,
ha tornado factible que en la provincia
de El Oro, con la que se cierra por el
sur la Costa, surjan enormes plantaciones
de banano, fruta que en su mayor parte se
destina a la exportación.
Los
bosques cubren los flancos de la
cordillera, hasta los 2.000 m de altitud
aproximadamente. Después se encuentran
los niveles que corresponden a las "hoyas"
interiores templadas, que se muestran
aptas para la subsistencia de ganado
productor de leche y para cultivo de maíz,
algunos frutales, trigo, patata, sí bien
toda la región acusa los graves estragos
de la erosión. Más arriba se llega a
los páramos cubiertos de yerbas y
matorrales, a los que luego sustituyen
los "pajonales", gramíneas
conocidas localmente bajo el nombre de
"paja" , que ofrecen alimento
para el ganado.
Si
bien el manto de vegetación dentro del
Oriente no es del todo uniforme, debido a
la existencia de algunos parajes secos y
de terrenos inundados junto al curso de.
los ríos, donde pueden encontrarse zonas
pantanosas y ricas asociaciones de
plantas higrófilas, la mayor parte del
sector es una selva pluvial de feraz
vegetación, rica en especies (más de 3.000),
con árboles gigantescos y de variada
utilidad: medicinales, industriales, de
goma, resinosos, de maderas preciosas
para la ebanistería, etc.
A
las diversas condiciones del ambiente
corresponde también una fauna multiforme,
cuyas especies varían desde la Costa
hasta el Oriente. Menos ampliamente
representada en las zonas andinas, donde
desde hace siglos se domesticó a la
llama y se la utilizó como animal de
tiro, la fauna es más rica en la selva,
lo que vale decir en las tierras bajas de
la Costa y en la jungla perteneciente a
la cuenca amazónica. En tales parajes,
junto a los reptiles y a los saurios, los
caimanes dominan las zonas pantanosas,
mientras que por los ríos pululan peces,
a menudo de notables proporciones, como
el paiche que alcanza 1,5 m de longitud y
cuya carne es muy sabrosa, y la lamoroa
serpentiforme, común en casi todos los
cursos de agua.
Son
numerosas las variedades de aras
multicolores y de papagayos, mientras que
la fauna carnívora está representada
por pumas y gatos monteses. En la Costa
se encuentra una fauna de tipo ecuatorial,
comparable, aunque menos rica, a la amazónica,
incluyendo el jaguar o tigre americano,
los perezosos o "pericos ligeros",
osos hormigueros, guacamayos, loros,
tucanes, gallinetas, piqueros,
golondrinas de mar, lagartos, serpientes
venenosas, ganado cebú, etc.